Es un hotel bonito, con la arquitectura de pueblo mágico. Está muy cerca de la plaza central, caminando puedes llegar. El personal es muy amable y el hotel cuenta con todo lo que necesitas: habitación con baño privado, ventilador, estacionamiento, restaurante para desayuno.
Lo único que no me gustó es que en la habitación que me tocó, la número 17 el baño tenía un olor a coladera, aunque sí estaba limpio.