El matrimonio que te atiende durante la estancia, vive justo al lado de la casa. Son muy amables y atentos. Es una casa de piedra , típica de la época de nuestros abuelos, muy amplia. Todas las habitaciones tienen baño. Además tienen un montón de juegos de mesa, mis niños jugaron al "ahora caigo". Hay tele en el salón y habitación de matrimonio. Echamos de menos una tostadora, pero todo bien.