El desayuno muy básico, pero lo peor fue el segundo día pues fuimos a desayunar a las 8:00 am, y ya no les quedaba prácticamente nada de fruta, embutido, café y leche. Además en ninguna mesa había servilletas, y tuve que avisar porque la chica lo veía pero no hacía nada.
Algo positivo fue que pudimos dejar nuestras mochilas hasta que salió nuestro tren hacia Cusco, y la habitación situada en la 7 planta era tranquila.